40 años de los sismos de 1985.
- Cesar Durán
- 19 sept
- 2 Min. de lectura
Hoy se cumplen 40 años de los sismos de 1985 y con ellos recordamos también los posteriores, que nos dejaron grandes enseñanzas similares.
¿Qué decir de todo lo que se debe decir? En las noticias se cuentan historias que marcaron memoria: los bebés sobrevivientes, los polémicos grupos improvisados de rescate y aquellas personas que, en medio de la tragedia, se hicieron conocidas por su entrega.
Pero más allá de esas imágenes, debemos recordar y agradecer a miles de mexicanos que, en esos días, hicieron un país diferente. Teníamos los comedores más grandes y gratuitos que se habían visto, atendidos por señoras que lo daban todo: palabras, cariño y aliento a quienes trabajaban en los edificios dañados o derrumbados. Fueron miles de personas que dieron, vivieron y apoyaron con la mejor voluntad y la mejor intención.
Grupos de rescate, y de todo tipo y nombre, intentaban hacer lo que no se sabía hacer: mover piedras y losas con las manos, organizar recursos que llegaban sin orden, pero siempre con la intención de ayudar. En los centros de acopio se recibían toneladas de medicinas en taxis, autos, camiones y hasta a pie. La falta de control generó su desperdicio casi total, pero la solidaridad fue en verdad inmensa. La comunidad internacional también tendió la mano: México recibió donativos y ayuda de todo el mundo.
Diez años después, surgió la primera Ley de Protección Civil, con el propósito de mitigar, atender y administrar lo aprendido. Una ley que buscaba marcar la diferencia entre improvisar y actuar con prevención, entendiendo que sociedad y gobierno deben asumir juntos su papel y responsabilidad; juntos de manera clara y acordada.
Quienes vivimos esos hechos —lamentables y loables, desordenados y desinteresados— sabemos que deben estar presentes en nuestra memoria, para procurar siempre mejores prácticas y mayor seguridad en beneficio de nuestra sociedad.
Hace casi 35 años nacimos y fue con ese compromiso: asumir un rol responsable y claro con nuestro México. Desde entonces trabajamos arduamente con el mejor y más grande equipo humano y profesional para cumplir con esos objetivos y llevar a la práctica lo que debió ser aprendido en 1985 y en años posteriores, combinando literatura internacional y procesos de calidad sumados a solidaridad, organización y prevención para todos.
Valga hoy nuestra memoria por y para todos.




























Comentarios